En 1840, el joven Herman Melville, a la edad de veintiún años, embarca en el ballenero Acushnet, a bordo del cual pasará dieciocho meses. A mediados del siglo XIX, la pesca de la ballena era practicada por grandes barcos de tres mástiles que llevaban a bordo cuatro o cinco embarcaciones o balleneros, provistos de remos y en ocasiones de una vela.
En la novela de Moby Dick, Melville nos describe la captura de uno de estos enormes cetáceos que miden más de 20 metros de largo. Desde el puesto de observación, un vigía escruta constantemente el mar. Cuando descubre una gran masa negra que lanza un surtidor grita: “Sopla” es señal. En seguida, una ballenera se destaca del barco, con siete hombres a bordo, el arponero en la proa, el patrón en la popa, y cinco remeros que aprietan fuerte.
Cuando el patrón considera que el animal está bastante cerca, de la orden y el arponero, en proa y de pie, lanza su arma… la ballena, sorprendida, no se mueve, unos segundos más tarde, un segundo arpón se clava en su carne. Una persecución agotadora da comienzo entonces porque el animal, herido, intenta huir. Al cabo que la une a la ballenera se desenrolla. Las otras balleneras acuden en su ayuda. Los hombres amarran firmemente al cetáceo con ayuda a los arpones. Al cabo de dos o tres horas, alguna vez mas la ballena muere. Se le arrastra hasta el navío y a continuación, se la despedaza. Actualmente, la pesca de la ballena se realiza con navíos-fabricas, provistos de radar y de cañones lanza arpones.
Melville, el cantor de los cazadores de ballenas, murió en Nueva York, el 28 de septiembre de 1891.
También ocurrió en ese día:
1820: Nace en Barmen, Alemania, el filosofo y Revolucionario Friederich Engeis.
1970: Muere el escritor norteamericano John Dos Passos.
FUENTE: ARGOS