El ferrocarril es un tema al que he recurrido en varias ocasiones; y si el artículo que leo me dice lo ya expresado en el título de esta entrada y hace mención de Cecil Rhodes, decido leer todo lo que encuentre para luego contarlo a mis estimados seguidores.
Para comentar el tema de esta entrada cuento con el texto de Xavier Walls, en el que puedo leer lo siguiente: Como buen megalómano, Cecil Rhodes consiguió mucho de lo que se propuso en África pero pronto se obsesionó con una palabra casi imposible. Fantaseó con unir todo el continente por medio de una línea de ferrocarril de control exclusivo británico.
Y el coloso fracasó, Cecil Rhodes, el hombre más rico de África, rey de los diamantes, dedicó la mitad de su vida al engrandecimiento del Imperio británico. Fue el más insaciable de los representantes del capitalismo africano y concibió uno de los proyectos más ambiciosos que jamás forjó el colonialismo. Un delirio utópico, una fantasía imperialista, que aun así, estuvo muy cerca de la realidad: construir una línea de ferrocarril sin interrupción desde la ciudad del Cabo (Sudáfrica) hasta El Cairo (Egipto).
Me paso ahora al capítulo La rivalidad imperial, de donde podré trasladarles un párrafo interesante: nadie allanó el camino del Imperio británico en el continente negro. La rivalidad entre las máximas potencias coloniales fue el principal obstáculo , y también interfirió enormemente la construcción del ferrocarril. La estrategia francesa en la última década del siglo XIX perseguía la continuidad de sus colonias desde Senegal (en el Atlántico ) a Djibouti (en el golfo de Adén).
Francia envió expediciones en 1897 para establecer un protectorado en el Sudán meridional y establece una ruta a través de Etiopía, pero estos planes fracasaron en el Incidente de Fachoda (1859), ocurrido donde se cruzaban las rutas francesas y británica. Fue uno de los incidentes coloniales más importantes entre grandes potencias. En Fachoda , actual ciudad Kodok (Sudán)a orillas del Nilo se encontraron una flota británica y una expedición francesa que reclamaba simultáneamente los derechos sobre el lugar. Hubo mucha tensión, y tras varios días de desafío y expectación en Europa, los franceses se retiraron debido a la superioridad naval británica . Este hecho significó la derrota terminante para Francia en sus aspiraciones transafricanas.
Para evitar que esta entrada resulte demasiado larga voy a saltarme algunos epígrafes y pararme en el último titulado Proyecto inconcluso, con el que me sirve para enviarles un cordial saludo . Dice así: El colonialismo británico en África y el concepto del ferrocarril de El Cabo a El Cairo habían seguido siempre destinos paralelos. Y, a pesar de esto, las ventajas comerciales de la empresa ideada por Rhodes eran tan apetitosas que la idea jamás murió con el ocaso colonial: nuevos ensayos, avances y y postcolonialismo.
Finalmente, la mayoría de los sectores de esta línea están en funcionamiento, aunque para completar el eje falta un tramo importante que conecta el Sur de Sudán y Uganda. Durante las últimas décadas el gran problema en el funcionamiento de la línea se ha centrado en el sur de Sudán, zona de perenne conflicto desde su independencia en 1956. No es por casualidad que el sector de ferrocarril que falta se sitúan uno de los países con más conflictos de diferente índole en el continente, también bélicos.
Y para final dejo este párrafo: “Así pues, hoy la gran mayoría de sectores de aquel utópico Cape to Cairo Railway funcionaron con relativa normalidad, aunque de la mano de distintas compañías nacionales. Por lo tanto, bajo ningún concepto se ha hecho realidad el ideal de eje continuo y operado por una misma compañía como hubiera sido el sueño de Rhodes “.