Muchas islas han tomado el nombre de la fiesta celebrada el día en que fueron descubiertas. Este es el caso de las islas de Ascensión y Pascua. Pero fueron bien curiosos los huevos de Pascua que los holandeses encontraron en 1722 sobre este islote situado a 1000 km de cualquier otra tierra habitada.
En 1721, el holandés Reggeveen inicia un viaje de exploración por los mares australes. ¿Quién sabía con certeza si, Chile y Nueva Zelanda, en una extensión de 10.000 km, no existía ningún continente desconocido? Después de haber navegado hacia el sur, bajo cielos cada vez más inclementes, Rooggeveen renuncia a enfrentarse con los hielos de la zona antártica y vuelve hacia el norte.
En la línea de la costa chilena aborda las islas de Juan Fernández, en una de estas islas vivió durante algunos años. Selkirk, el verdadero y celebre Robinson Crusoe. Sobre la ruta de Nueva Guinea, el explorador divisa el 6 de abril de 1722, domingo de Pascua, una isla en cuyo centro se erige un cráter volcánico de 500 metros de altitud, pronto se le encontrará nombre: la Isla de Pascua.
Al desembarcar, los hombres se asombran ¿que donde vienen estos cientos de habitantes de tez morena, tan diferentes de las otras poblaciones del Pacifico? ¿De dónde provienen las enormes estatuas de lava en forma de rostros, erguidas en la falda de la montaña? ¿Cuál es el origen de la lengua hablada por sus indígenas? ¿Qué significan estos caracteres de escritura grabados en madera que no tan solo en la actualidad han podido ser descifrados enteramente? ¿Cuándo y porque milagro el hombre llegó a este bloque de lava? El misterio aun no se ha aclarado por completo.
FUENTE: ENCICLOPEDIA ARGOS