El poblamiento en el cerro de Ponferrada se remonta a la Edad del Hierro I, aunque será en el periodo medieval cuando se forme el importante conjunto monumental y arqueológico que podemos contemplar en la actualidad. Para los Arqueólogos, es un verdadero honor el haber podido llevar a cabo todas las intervenciones arqueológicas en este edificio desde el comienzo de su rehabilitación en 1996.
En 1196, Alfonso VIII de Castilla ataca el Bierzo, lo que obliga a Alfonso IX de León a reforzar su presencia en la zona y a que emprenda la “puebla” de la villa, organizada por el adelantado Fernán Fernández. En 1211 Alfonso IX hace las paces con la orden del Temple y les dona la villa de Ponferrada. En 1226 los templarios ya habían fortificado la villa.
Durante el reinado de Felipe IV se produce el juicio contra los templarios de Ponferrada, el maestre del Temple, Rodrigo Yáñez, entrega la villa al infante don Felipe. Ante las quejas de su tío, el infante don Juan, el rey obliga al maestre a que entregue primero la fortaleza a la corona, para más tarde, en 1310, dársela a este. Su hijo, don Juan “el tuerto”, es mandado asesinar en Toro en 1324 por orden de Alfonso XI, confiscándosele todas sus villas. La tenencia de Ponferrada se encomendara entonces al conde Alvar Núñez Osorio que a su vez, en 1327, pierde el favor real y su cabeza.
En 1340 Alfonso XI dona Ponferrada a don Pedro Fernández de Castro, su mayordomo mayor, quien comienza seguramente la construcción el llamado “castillo viejo”. Este fallece en 1343, durante el sitio de Algeciras y a su muerte el castillo pasa a su hija, Juana de Castro. En 1354 su hermano Fernando de Castro utilizara Ponferrada como base para sus ataques contra Pedro I, reuniendo un ejército de 730 hombres a caballo y 1200 hombres a pie. Doña Juana de Castro muere sin descendencia, el 21 de agosto de 1374. Acto seguido Enrique II se apropia del castillo y se lo entrega a su hijo Enrique que lo mantiene hasta 1394 en que se lo confisca por rebelarse contra él. El rey lo entrega entonces al conde Pedro Enríquez. A su muerte, lo hereda su hijo Fadrique Enríquez, duque de Arjona, que en 1430 es apresado y ahorcado por orden de Juan II de Castilla, acusado de apoyar a los infantes de Aragón. Su viuda Aldonza de Mendoza testa en 1435 y al no tener hijos, deja Ponferrada a su primo Pedro Manrique, que a su vez muere en 1440 dejando la fortaleza a su hijo Diego Manrique.
Ese mismo año Manrique es obligado a entregar la posesión de Ponferrada a Pedro Álvarez Osorio, conde de Lemos, que reclamaba por haber casado con Beatriz de Castro, hermana del Duque de Arjona. Sin embargo, Diego Manrique no quedo conforme y en su testamento de 1456 dice: Y la mi villa de Ponferrada, que Don Pedro Álvarez de Osorio me tiene ocupada”.
Por ese motivo, el matrimonio Osorio-Castro inicia obras de reforzamiento de las defensas del castillo. En 1453 fundan mayorazgo en la persona de su hijo Alonso Osorio. Dos años más tarde muere Beatriz de Castro, dejando sus bienes a su hijo, Alonso, que toma posesión de Ponferrada el 14 de mayo de 1455. Las relaciones padre e hijo no fueron muy fluidas y se deterioraron mucho. Alonso Osorio fallece el 19 de agosto de 1467, dejando un bastardo llamado Rodrigo, y volviendo Ponferrada a manos de su Padre.
Ese mismo año se produce la rebelión de los Irmandiños que arrasó gran parte de las fortalezas de los nobles gallegos y las del conde de Lemos, entre otras, al que expulsaron de sus posesiones gallegas. Después de la Irmandada debe rehacer sus castillos, aunque el de Ponferrada, al no ser tomado, no sufrió demasiados desperfectos. Al año de morir su hijo, Pedro Álvarez Osorio casa en segundas nupcias con María de Bazán, viuda de Juan de Zúñiga y en 1470 nace su hija Juana Osorio. Se realizaron entonces importantes obras en todo el castillo.
En 1483 el conde de Lemos muere en su castillo, y su nieto Rodrigo Osorio ocupa Corullon y Ponferrada. La fortaleza es disputada por Juana Osorio y sigue siendo reclamada por los Manrique. Fernando el Católico le promete entonces el amparo de sus fortalezas a cambio de entregar Ponferrada a la Corona. En 1484 el rey convoca una comisión que no resuelve el problema sucesorio, por lo que los Reyes Católicos deciden adjudicar Ponferrada a Juana Osorio.
Rodrigo Osorio, segundo conde de Lemos, no acata la sentencia y en 1485 pone cerco a Ponferrada, tomando la fortaleza vieja en abril de ese año. La Corona reacciona secuestrando los bienes y fortalezas del conde y encomendando a Almirante de Castilla la formación de un ejército de 600 lanzas y de cinco a seis mil peones para la toma de todas las plazas y lugares del Bierzo que apoyaban al conde. En julio de 1486 las tropas están sobre Ponferrada y le conminan a rendir la fortaleza en término de ocho días. El conde no se rinde y en abril de 1486 los Reyes Católicos compran los derechos sobre la villa de Ponferrada a doña María de Bazán y sus hijos por 23 millones de maravedíes. Adquirida la titularidad por la Corona, emprende esta un duro asedio con artillería, y en el verano de 1486 la toman al asalto.
Tras este suceso, los Reyes Católicos inician en Ponferrada obras de reparación y refuerzo de la fortaleza y así en 1486, se hace un pago al artillero Gonzalo Vazques, “el cual tuvo cargo de hacer las mantas e reparos que se hicieron para la artillería e que la mandamos quedar en la fortaleza de Ponferrada a dar orden e hacer una cava e una barrera entre el castillo viejo e nuevo Rey e la Reyna nuestros señores mandaron hacer”. Igualmente sabemos que Fernando el Católico “mando hacer un atajo dentro de la fortaleza en entrando a la mano izquierda cabe una torre que se llama de Monclin”. Los Reyes Católicos nombran alcalde a Juan de Torres y en 1506 Fernando ordena pagar a su hijo, también llamado Juan de Torres, 174.400 mrs. Porque “gasto de sus propios dineros en una torre de cal y canto con zaguán e en otras ciertas obras e reparos que fiso hacer e labrar en la dicha fortaleza de Ponferrada”.
A finales de 1506, la reina viuda Doña Juana I ordena al corregidor de Ponferrada que le relacione las necesidades de la fortaleza. En febrero de 1507 se realiza un memorial por el Comendador Fernando de Torres, alcaide del castillo, de las obras que faltan en la fortaleza de Ponferrada y de las necesidades de guarnición, ante las intenciones de los comarcanos y de “como algún gran señor tiene el ojo y respeto aver esta fortaleza si su Alteza en esto no provee”. Pocos meses después el conde de Lemos vuelve a tomar la fortaleza de Ponferrada, con el apoyo del marqués de Astorga sin que el alcaide real pueda hacer nada por defenderse. La reacción del Consejo Real es astuta; por una parte, prometen al conde de Lemos examinar dentro de un año la reclamación sobre la fortaleza y la villa de Ponferrada, y por otro ordenan al conde Benavente y al duque de Alba que formen un ejército para expulsar al conde de Lemos. Estos rápidamente organizan una tropa de 211 lanzas y 311 infantes, que ocupa Ponferrada, retirándose el conde Rodrigo Osorio a Galicia.
A partir de 1505 se habían comenzado a reparar las murallas de la villa, que eran de tierra y en 1512 se reconstruye la puesta que daba a la plaza. De San Andrés. En 1520, muerto Don Rodrigo, la nueva condesa de Lemos escribe a Carlos y diciendo que continuara al servicio de la Corona “como su Padre” y el Emperador ordena entonces que se refuerce la guarnición de Ponferrada.
FUENTE: NTRARQUEOLOGOS.COM