El Instituto Cajal del CSIC alberga el denominado Legado Cajal, que incluye todas aquellas pertenencias mayoritariamente científicas que el propio Cajal quiso que se conservasen su Instituto cuando falleciese (1934).En 1945 se inauguró en el Instituto Cajal por primera vez el Museo Cajal, con la asistencia de Ministros y Políticos. Desde entonces, los propios científicos del Instituto Cajal han sido los responsables de su conservación, contando con apoyo económico proveniente del CSIC, Comunidad de Madrid, La Casa Encendida de la Fundación Montemadrid, e Instituciones privadas, entre las que cabe destacar la Fundación de Ciencias de la Salud.
«Cuando el Instituto Cajal se trasladó en 1989 a su sede actual situada en la Avenida del Doctor Arce núm. 37 en Madrid, se inauguró en la biblioteca del Instituto una pequeña exposición permanente del “Legado de Cajal” en la que se muestra una selección muy cuidadosa de las piezas históricas, donde se recrea el lugar de trabajo de Cajal, utilizando pertenencias originales legadas por Cajal. El resto de los bienes que constituyeron el “Legado de Cajal”, se encuentran protegidos en una sala, donde se mantiene la seguridad, así como se controla la humedad y la temperatura para su óptima conservación.
Además de la exposición permanente en la biblioteca del instituto Cajal, el instituto Cajal, colabora con otras instituciones nacionales y extranjeras en la difusión de la obra de Cajal mediante la realización de exposiciones temporales. Un ejemplo es la que actualmente en marcha en el centro de Neurociencia “Porter Neuroscience Research Center” situado en el campus de Bethesda del National Institute of Health (NIH), en Estados Unidos desde 2014.»
Lo que antecede lo facilita el Instituto Cajal; lo que sigue, es la leCtura de un reportaje de “El País”.Yo no me esperaba un comienzo sí: Solo 220 metros cuadrados para exponer la obra del mejor científico español de la historia.
«El CSIC exhibirá por fin parte de la obra de Santiago Ramón y Cajal, cuyo legado almacenó en 1989en cajas de galletas y bolsas de plástico.Santiago Ramón y Cajal hizo un llamamiento a los profesores de España el 20 de diciembre de 1899, tras la pérdida de Cuba y Filipinas en el desastre de 1898. “Junto al microscopio, poned la bandera nacional que os recuerde constantemente vuestra condición de guerreros (porque función de guerra, y hermosísima y patriótica es arrancar secretos a la naturaleza con la mirada de defender y honrar a la patria)”,proclamó el investigador. Siete años después, Cajal ganó el Nobel de Medicina por revelar la individualidad de las neurona , “las mariposas del alma”. Sin embargo, casi un siglo después , en 1989, su amada patria apiló el legado del mejor científico español de la historia en cajas de galletas y de vermut Cinzano en un sótano madrileño: Instituto Cajal.
Tras tres décadas de olvidos y polémicas intermitentes, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) habilitará por fin una sala en su sede central de Madrid para exponer “la parte más relevante del legado Cajal”, según confirma un portavoz de la institución a EL PAIS. El archivo del padre de la neurociencia está compuesto por 22.000 piezas, sobre todo dibujos de células nerviosas, manuscritos, cartas y fascinantes fotografías.
Cajal, nacido en 1852 en la aldea nava de Petrilla de Aragón, se veía a sí mismo como un Robinson Crusoe que avanzaba con su microscopio la isla salvaje del cerebro humano. Los sabios de la época, como el británico Charles Sherrington, tuvo que aprender español para leer sus asombrosos descubrimientos. Igualmente el explorador Americo Vespucio dio nombre a América, Cajal pudo dar su apellido a la neurona. “No se le ha hecho la justicia de darle su nombre, reconoció Sherrington, ganador el Nobel en 1932.
La nueva sala de exposición ocupará 22 metros cuadrados en la antigua biblioteca del Centro de Física Miguel Antonio Catalán, en la calle Serrano, 123, en la sede central madrileña del CSIC. Las obras comenzarán a mediados de este mes, según detalla el portavoz del órgano, que prefiere evitar la palabra museo dada la obvia falta de ambición. Todas las fuentes de la institución consultadas admiten que el espacio no está a la altura de Cajal. “Es una buena idea, porque menos es nada”, opina Ricardo Martínez, actual director del Instituto Cajal ,el Centro del CSIC, que gestiona el archivo. Cuando Martínez fue nombrado por primera vez responsable del lugar, en 1996, “el legado estaba en un estado lamentable , con los dibujos en bolsas de plástico y la bata de Cajal colgada en una puerta metálica cerca del animalario”.
Alberto Ferús, exdirector del Instituto , es muy crítico con el nuevo proyecto. “Una sala de 220 metros cuadrados para Cajal es ridícula. Es una vergüenza que no exista un auténtico Museo Cajal en Madrid”, lamenta.
La última nieta del ganador del Nobel ;María Ángels Ramón y Cajal Junquera, falleció en marzo de 2018. En una nota publicada junto al Epistolario (La esfera de los libros) de su abuelo hace un lustro. Angelines se defendió de las acusaciones de haber “secuestrado Ramón y Cajal” con sus batallas por la propiedad del legado. “Se equivocan aquellos que creen que su figura y memoria histórica, e incluso su nombre es patrimonio aunque pertence a los españoles. Santiago Ramón y Cajal, como cualquier español, se pertenee a sí mismo y a sus descendientes”, advirtió la nieta, que llegó acusar al CSIC de “delitos de apropiación indebida” .
Poco después de su fallecimiento, han nacido dos proyectos para exponer la maltratada obra de Cajal . A comienzos de este año, el Colegio de Médicos de Madrid anunció que dedicar 1.500 metros cuadrados de su sede a la creación de un Museo Cátedra Ramón y Cajal. Allí, en el número 51 de la calle Santa Isabel, el neurocientífico impartió clase durante 30 años en un aula con bancos corridos de madera que permanece prácticamente intacta.
Ese emplazamiento, -un edificio histórico monumental en el eje museístico de Madrid junto al Reina Sofía – era ideal para un museo nacional dedicado a Cajal y sus discípulos, pero el CSIC ha preferido montar su propia sala de exposición. Tras décadas de olvido, Madrid tendrá de golpe dos museos incompletos consagrados a Cajal. “Esto es un insulto la inteligencia”, opina Santiago Ramón y Cajal Agueras, un patólogo del Hospital Universitario Wall d’Hebron, en Barcelona, que comparte nombre con el hermano de su bisabuelo. “Esos 220 metros cuadrados son un espacio totalmente insignificante. “Necesitamos un único museo nacional”, sostiene.
En la actualidad, los 22.000 objetos permanecen almacenados en una habitación del Instituto Cajal del CSIC pero ya inventariados desde 2008 y en condiciones de hymedad y temperatura controladas. La medalla de oro del Nobel y otros galardones valiosos están custodiados en una caja fuerte del Banco de Santander. El Instituto Cajal es un centro de investigación en neurobiología situado a 15 minutos a pie del estadio de futbol Santiago Bernabeu, pero el CSIC ha tomado la decisión de trasladarlo al Instituto de Medicina Nuclear Príncipe de Asturias, un faraónico edificio de 30.000 metros cuadrados que está vacío desde que se construyó en 2011 en Alcalá de Henares. El resto del legado de Cajal se custodiaría allí, según el plan del CSIC presidido por la química Rosa Menéndez.