Del citado Patrimonio Nacional hay ya una entrada de fecha 5-2-17, que iba acompañada de su díptico y el habitual comentario de Yolanda Estefanía. Pero repasando revistas atrasadas encontré una con un artículo de David Benedicte de julio de 2009. Su título “La leyenda del monasterio sombrío” me indujo a su relectura y posterior decisión a escribir una segunda entrada.
En la página que sirve como portada se puede leer esto: “San Lorenzo del Escorial , al descubierto. La leyenda del monasterio sombrío. ¿Por qué se construyó? ¿Se ocultaba alguna idea secreta entre sus planos? Un libro del hispanista Henry Kamen ilumina los claroscuros que rodean el enigmático edificio que mandó construir Felipe II, a su creador y la época en la que coexistieron.»
Pocos, muy pocos edificios han desempeñados un papel tan destacado en la historia de España desde que un día, a fines de abril de 1564, se puso su primera piedra. Para algunos reflejaba la identidad sombría de su artífice : Felipe II. Otros, por el contrario, calificaron desde el primer momento de “maravilla del mundo” y alabaron a su creador, quien, “a pesar de ser pequeño, tenía pensamientos de gigante”. Lo dijo James Howell político e hispanista inglés que fue contemporáneo del Rey Prudente . Llega ahora otro historiador británico. Henry Kamen, experto en la figura de Felipe II y su tiempo, autor de una biografía del monarca, a iluminar con un libro El enigma de El Escorial, las sombras que rodean al rey y su palacio.
Son los guías turísticos quienes, actualmente y cada día, recitan de memoria a los visitantes la retahíla de datos técnicos y medidas de un lugar cuyas 2.673 ventanas dan en ocasiones la sensación de perderse en el horizonte,. La longitud de sus muros es de de 200 x 165 metros y contienen 4.000 estancias repartidas en tres pisos, 160 metros de corredores, 1.250 puertas , 16 patios interiores, 98 fuentes, 45.000 libros impresos, 5.000 códices , 10600 cuadros y 540 frescos . “Nada puede compararse a El Escorial”, escribía Alejandro Dumas (padre) en 1846) “ni Windsor en Inglaterra ni Peterhof en Rusia ni Versalles en Francia “.
No puede separarse uno del otro. Tanto monta , monta tanto Felipe II y El Escorial. El Escorial y Felipe II de los Austrias (o Habsburgo) llamado el Prudente. Hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel de Portugal , nacido en Valladolid en 1527 . Fue Rey de España, Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Inglaterra e Irlanda; Duque titular de Borgoña y soberano de los Países Bajos. Murió en El Escoprial en 1598. Tenía 71 años y su agonía duró 53 días, en los que sufrió todo tipo de enfermedades: gota, artrosis, fiebres terciarias, accesos e hidropesía entre otras. Su figura provoca, al igual que ocurre con su patrimonio –monasterio, muchas preguntas y, al mismo tiempo, giran a su alrededor un buen número de exageraciones y leyendas. He tratado de encontrar comenta Henry Kamen, las evidencias que pudiesen justificar todas esas falsas ideas.”
“La clave de todo esto- prosigue el historiador- reside en comprender que el objetivo consistía en crear un edificio europeo que, por empeño del propio rey, se levanta en España. He intentado disipar algunas dudas. Digamos que mi labor ha sido “desmontar” algunas leyendas al respecto.” Veamos las más importantes.
Mi visita perfecta por Henry Kamen.
Felipe II era tan sombrío como su palacio-monasterio.
Pero solo en parte. Lo fue durante los últimos años de su vida, ya que padeció muchas enfermedades y se vio obligado a sufrir la muerte de muchos miembros de su familia. Sin embargo, a lo largo de su vida “activa” es un hombre con una imaginación extraordinaria y un horizonte abierto a todas las ideas y posibilidades que circulaban por ahí en su momento. Podemos decir, sin lugar a errores, que fue el rey más viajado de la historia de España. Ningún otro monarca viajó tanto como él. “Eso sí, durante todo ese tiempo- añade Kamen- echó mucho de menos España. Sobre todo su sol. El edificio, por el contrario, si que es sombrío. Pero se trata de un monasterio, y los monasterios tienen ese aspecto.”
La leyenda “negra” de El Escorial comienza en el siglo XX. Condenar al rey para asociarlo con la inmensidad sombría de su palacio es, en realidad, un deformación que nace a partir de los liberares, que ven en el edifiio no solo una expresión de la sobriedad del monarca, sino también de la superstición de la religión católica. No podemos olvidar que los liberares eran, entre otras cosas, anticatólicos. Aun así, Felipe II también encuentra quejas en sus contemporáneos. “De hecho, el primer historiados de El Escorial- recuerda el hispanista- es un fraile del monasterio llamado Fray José de Sigüenza, quien dedica casi 20 páginas de su trabajo solamente a contestar las preguntas y a suavizar las quejas contra el palacio-monasterio. Es muy interesante, hay muchas quejas. Motivadas en gran parte, por lo gigantesco y costoso de la empresa.”
El rey observa as obras desde la “silla de Felipe II”
No está tan claro que tal lugar hubiese existido. No se menciona nada en la documentación original. “Para empezar, el rey no podía subir a ninguna montaña- aclara Kamen- porque casi no podía caminar yo tengo mi dudas sobre la existencia de esa silla. Lo cual no quita para reconocer que la atención del rey por el detalla fuese incesante. No era un mero aficionado. Pasaba horas hablando de sus planes con los arquitectos y celebraban reuniones frecuentes en los lugares de las obras. El dinero y los esfuerzos miles consagrados al proyecto fueron impresionantes. Miles de obreros fueron empleados durante décadas.”
Se ocultaba alguna idea secreta de su construcción.
Sabemos que no porque todo está totalmente documentado sobre el levantamiento del edificio. Felipe II tuvo que consultar en primer lugar a los monjes. Por lo tanto no se puede achacar ningún motivo precristiano, anticristiano, exótico o esotérico a Felipe II. “El Escorial se construye como monasterio- afirma el historiador-, no como residencia real. El monarca y su familia tenían otros palacios repartidos por España, donde también vivían durante buena parte del año. Además, eran lugares mucho más acogedores.”
El rey coleccionaba libros de magia y ocultismo.
Tanto como que al rey le interesaban las reliquias, las cuales representaban una afirmación del contacto del monasterio con el cielo. Su colección final alcanzó los 7.000 artículos. Entre ellos figuraban diez cuerpos completos, 144 cabezas, 306 brazos, y piernas, miles de huesos procedentes de varias partes de cuerpos sagrados, así como cabellos de Jesucristo y la Virgen, además de fragmentos de la verdadera cruz y de la corona de espinas. Cada reliquia solía guardarse en un rectángulo lujoso, normalmente de plata, y pertenecía al monasterio.
El palacio tiene forma de parrilla: de la que, según la leyenda, fue quemado vivo San Lorenzo.
Ninguno de los historiadores del palacio-monasterio habla del tema. Alguien tuvo la idea en algún momento, y se le dio importancia hace un tiempo pero ahora no se toma en serio. Es más, el hecho de que la construcción del edificio albergase la magnífica iglesia- basílica- de San Lorenzo resulta totalmente accidental. Se trata de una consecuencia del día de la victoria española en la campaña de los Países Bajos. El monasterio se fundó en honor al santo en cuyo día se había ganado a batalla de San Quintín.
Felipe II quería hacer un panteón real.
Lo que quería el monarca, en realidad, era dar gracias a Dios por una victoria en otro país. La primera reacción personal a la batalla, por parte tanto de Felipe como del duque de Saboya, fue el reconocimiento de que se había tratado de una gracia concedida por el Creador. Ninguno de ellos se demoró, pues, en demostrarle su gratitud. El Escorial se convirtió en un eslabón más, aunque pequeño no poco importante, de la cadena política que unía a los estados católicos del Mediterráneo.
Hubo autos de fe.
Felipe II estaba muy vinculao a la Inquisición, pero no era muy partidario de los autos de fe. “En toda su vida – aclara Kamen-, que fue bastante larga para la época, dio en España casi cuatro autos de fe. Y ninguno allí. No era un fanático. Esa falsa creencia forma parte de su leyenda “negra”
Es copia de legendario templo de Salomón de Jerusalén.
La palabra “Salomón” no aparece en ningún lugar de la nutrida correspondencia del monarca. “Es cierto que en la fachada de edificio están representados los seis reyes bíblicos, incluidos David y Salomón. Pero se trata de una mera coincidencia.”
Fue un templo mágico de la sabiduría.
El monarca quería tener allí una biblioteca, reunir sus reliquias…. Todo esto se une en su deseo” En este sentido -argumenta el historiador- sí que podemos llamarlo un templo mágico- . Pero no en el sentido esotérico. Se trata de un edificio enorme y no se puede visitar de una vez. Sus “tesoros ocupan una pequeña parte del edificio . La biblioteca, la pared del monasterio. Ahí está, realmente, la parte más interesante de valor para visitar el lugar.